La cocina es el corazón de una casa, y en nuestro coworking, eso no iba a ser distinto.
Desde que que hice los primeros planos y diseños, tenía claro que la cocina iba a ser un espacio acogedor, donde mantener largas conversaciones con una taza de café entre manos, donde una buena sobremesa te impidiese volver al trabajo… si, no suena muy productivo, pero cuidarse el alma es prioritario.
Y así ha sido, a día de hoy, nuestra cocina acoge más reuniones que el resto de salas juntas, que ya es difícil. Disfrutamos de desayunos típicos andaluces con los mejores aceites de la comarca, gracias a las visitas y coworkers que generosamente nos regalan una botella para presumir del aceite de su tierra.
Cada día, desayunamos con el pan recién comprado en el barrio, con alguna palmera de Casa Kiki, con fruta fresa del mercado, los mejores churros de teatinos o los bizcochos caseros que tan ricos me salen.
Nuestra cocina también acoge nuestros networkings con unas cervezas ofrecidas por Cruzcampo, que ricas y fresquitas amenizan conversaciones de emprendimiento, crecimiento personal e historias personales.
Nuestra cocina, es el corazón de nuestro coworking, hasta nos prepara el desayuno pulsando solo un botón.